Nuevamente corrió la fotografía
por cuenta de Gordon Willis, el cual brindó
un impagable efecto a la cinta gracias a la pátina amarillenta que otorgó a las
escenas regresivas, asimilándolas a las antiguas fotos.
Gordon Willis |
Los oscuros ambientes (en ocasiones casi
fundidos en negro) de algunas de las escenas que acontecen en el Lago Tahoe
contrastan ferozmente con la luminosidad de las escenas rodadas en la República
Dominicana para ambientar La Habana del final de Batista.
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