miércoles, 23 de enero de 2013

La inevitable continuación de la saga. El guion



Martin Scorsese
Habida cuenta el rotundo éxito del primer filme, parecía incuestionable la creación de la segunda parte. La Paramount veía la posibilidad de volver a hacer caja aprovechando la buena acogida de la película inicial, y por otra parte, Coppola sentía en realidad el deseo de continuar explorando el avance de la dinastía Corleone y la posterior caída, pese a su desapego personal a la violencia y a su negativa a narrar historias de mafiosos, aunque en seis ocasiones se negó a realizar la continuación, llegando a recomendar a la productora como sustituto a Martin Scorsese, pues en realidad Coppola no quería repetir su desagradable experiencia de pulsos continuos con Evans y el resto de ejecutivos de la productora.
 

"La Conversación"
"The Conversation"
Francis Ford Coppola
1974
En esta ocasión, de nuevo sus íntimos hubieron de intervenir para forjar tal convencimiento, pues Coppola no era partidario de exprimir el éxito obtenido con una primera parte para crear una segunda, además de ser consciente de que en muchas ocasiones las secuelas no estaban a la altura de la cinta originaria. Aceptó definitivamente con la condición de que antes le permitiesen rodar “La Conversación” (“The Conversation”; Francis Ford Coppola; 1974), llegando a alternar el rodaje de “El Padrino. Parte II” (“The Godfather. Part II”; Francis Ford Coppola; 1974) con la supervisión final de aquella.

               
 
Charles Bludhorn
En esta ocasión, la Paramount estaba representada por Charles Bludhorn, y Frank Yablans había sustituido a Stanley Jaffe en la dirección, que decidieron mimar al joven director elevándose sus honorarios a 1.000.000 de dólares, además de reconocerle derecho sobre el trece por ciento de los beneficios brutos de la taquilla, concediéndosele el absoluto control creativo y la posibilidad de aceptar y renunciar a miembros del reparto. Coppola impuso como condición el título, a pesar de la oposición de la producción, llegando a convertirse en la primera película americana que en su título incluyese el “Part II”, y el coste final debía pasar de los 6.000.000 de dólares a 13.000.000 de dólares.
Frank Yablans
 
"Love Story"
Arthur Hiller
1970
En realidad, la Paramount había reflotado gracias a los ingresos obtenidos por la primera parte y, un poco antes, por el estreno de “Love Story” (Arthur Hiller; 1970).

 
 
 
                   Según declaraciones de Coppola a Peter Cowie, su idea era en realidad hacer una película que se convirtiese en la raíz, narrando los orígenes y la destrucción de la familia italiana que progresa en América y llega a su fin. Su idea era conformar una película que incluyese las dos cintas, ambas partes, de modo que pudiese disfrutarse como un único metraje de seis horas de duración, como una miniserie de televisión.
              
        Coppola sacó partido del margen de creación que en esta ocasión le había concedido la productora, y desarrolló su idea de que el Imperio Corleone no sería derrumbado por la Ley, sino por el propio Don Michael Corleone, un declive intestino ocasionado por la unión férrea entre la familia, la sangre y los negocios. Escribió él solo gran parte del guion, definitivo, pero respetando la parte de la novela que no había sido trasladada a la primera cinta (la llegada del pequeño Vito a América y los inicios del imperio), así como tomó parte de otro guion compuesto por Puzo, creando el propio Coppola el resto.
              Pese a todo, hubieron de suprimirse algunos detalles originales del guion como consecuencia del encarecimiento del coste (como ya había sucedido en la primera parte), y la aprobación del guion definitivo encontró un nuevo e importantísimo escollo: Al Pacino (que ya se había convertido en una estrella de primer orden) amenazó con no trabajar si no se cambiaban algunos aspectos que no le gustaban, lo que obligó a Coppola, que sin duda de género alguno quería a Pacino en el papel, tuviera que volver a escribir el guion hasta obtener la aprobación del actor. Más tarde, Pacino declararía que  en realidad se trataba de un pulso al director, el cual acabó cediendo.

 

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